miércoles, 16 de febrero de 2011

Fe práctica en la Divina Providencia


Texto del Padre Fundador

La fe en la Providencia vive de tres afirmaciones. Primera afirmación: Dios gobierna y conduce este mundo. Dios conduce todo este mundo hacia un fin determinado que solamente él conoce en detalle. Lo primero: Dios gobierna, Dios conduce, Dios actúa. No abandona al mundo a sí mismo. ¿Qué significa eso? Significa una protesta contra el fatalismo, una protesta contra el deísmo, una protesta contra el panteísmo. Sí, una protesta en toda línea, especialmente contra el materialismo. Les aconsejo que mediten un poco sobre el contenido de todos estos ‘ismos’ para que comprendan a qué nos referimos. Es Dios quien mantiene en sus manos las riendas del acontecer histórico general del mundo, como también las riendas del acontecer de cada día. Segunda afirmación: Normalmente Dios guía al mundo y a los hombres a través de causas segundas. Tercera afirmación: El hace todo, en último término, por amor, por su sabiduría infinita.
Tres líneas de afirmaciones. Si queremos considerar, por un momento, en primer lugar, la sabiduría de Dios, podemos recordar un ejemplo atribuido a San Agustín, que nos ayuda a comprender, en parte, algunas de las oscuridades de la vida. El nos aconseja imaginarnos nuestra vida como un tapiz. En el reverso del tapiz, sólo se ven hilos entrecruzados. Éstos representan también los hilos confusos de mi propia vida, la conducción que ha tenido mi vida; hilos confusos de la historia universal, especialmente en nuestros días; todo es confusión, todo es desorden. No se entiende nada. Pero si miramos el tapiz por el anverso, allí hay armonía total, completa.

(“Desiderio Desideravi”: Escrito del Padre Kentenich (1963) – Ver: DIOS PRESENTE – Recopilación de textos sobre la Divina Providencia, Pág. 44 y 45, Editorial Nueva Patris)

Comentario

Somos hijos de nuestro tiempo, tenemos ante nosotros no solo una dificultad sino un desafío. Puede ser cierto que el bacilo de cualquiera de los ‘ismos’ citados por nuestro Padre Fundador haya hecho ya mella en nuestro pensar y vivir. En este caso urge un crecimiento personal de nuestra fe, desterrando de nosotros el pesimismo de la pretendida y proclamada ausencia de Dios en nuestro mundo. Al contrario, sabemos con San Pablo que “en todas las cosas interviene Dios para el bien de los que le aman” (Rom 8,28) y por ello nosotros proclamamos que el Dios de la divina Providencia es un Dios vivo, presente y actuante. El Padre Kentenich nos anima a vivir nuestra fe como un acto de entrega total al Dios de la vida. Y eso, a pesar de las oscuridades de cada día. Él vivió inmerso en esta realidad y animaba siempre a los suyos a “comprobar, a saborear día a día los caminos de Dios, la sabia conducción de Dios en nuestra vida, en nuestras pequeñas comunidades, en nuestra pequeña historia de familia y alegrarnos por ello”. Pidamos al Señor que aumente nuestra fe, y que esta fe penetre en nuestra vida mediante la fe práctica en la divina Providencia. Dios se preocupa del mundo, Dios se preocupa de mí en este momento concreto de mi existencia. ¡Lo quiero palpar, lo puedo experimentar!



1 comentario:

  1. me gustaria preguntarle si es posible tener el texto completo de este terciado del padre... soy dario gatti, sacerdote diocesano del instituto de schoenstatt - rosario, argentina... no sabia como mandarle un mensaje mas personal o si dejar aqui mi direccion de correo... a los lavini le puede pedir mi correo y asi responderme, gracias

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