miércoles, 23 de marzo de 2011

El alma de la Familia


Texto del Padre Fundador

Estudiar una vez la historia completa de la Familia será algo extraordinariamente hermoso. Difícilmente existe algo tan vivo en ella como la fe práctica en la Divina Providencia. Sería bueno que alguien se tomara el tiempo y la estudiara. ……… Se habla a veces de un alma espiritual. ¿Cuál es esta alma espiritual en nuestra Familia? Es la fe práctica en la Divina Providencia, así como aparece en los versos: “Guíanos según tus sabios planes, y se cumplirá nuestro único anhelo”. En medicina se habla de un termómetro para medir la temperatura. También podríamos hablar de un termómetro para medir el espíritu. Nosotros, los schönstattianos, conocemos tres parámetros que miden el espíritu: La Alianza de Amor, nuestra conciencia de misión y la adaptación a los planes de Dios, es decir, nuestra fe providencialista y la “ley de la puerta abierta”. Si queremos aplicar este “parámetro” del espíritu a la vida práctica, nos detendremos hoy en lo último, en la adaptación a los planes divinos. ¿Es este “parámetro del espíritu” de nuestra Familia también mi parámetro personal? ¿Advierten ustedes que progresivamente estamos aspirando a un alto grado de deshacimiento del propio yo y de la sintonización con Dios y sus planes? ……. Es un carisma que la Familia de Schönstatt tuvo ante sí desde el comienzo: la sintonía con los planes de Dios. Por eso es Dios quien gobierna. Personas que antes jamás pensaron en cumplir el deseo divino, abandonan todo cuando reconocen el plan de Dios, porque una voz en ellos llama: ¡Ven, ven! ¡Plan de Dios!

(De una prédica del Padre Kentenich del 15 de mayo de 1952 en el Santuario de Bellavista, Santiago de Chile – Ver: “Guíanos según tus sabios planes”, Págs. 73/74, Editorial Schoenstatt)

Comentario

Nuestra generación necesita de símbolos e instrumentos que ayuden a darle vida a nuestros anhelos y propósitos. Es un regalo disponer de un “termómetro” que mida la temperatura y el fuego de nuestro espíritu. El Padre Fundador nos facilita la tarea al indicarnos los tres parámetros que debemos considerar para medir nuestro espíritu schoenstattiano. Nos pueden incluso servir para hacer mejor nuestra revisión de vida al final del día y también para preparar nuestras confesiones. Es nuestro método. Constatamos cómo el Padre Kentenich acentúa la necesaria y anhelada sintonización con los planes divinos. Muchos de nosotros conocemos a personas de nuestra Familia que son ejemplo de una sencilla y filial fe práctica en la Divina Providencia. No necesitan ocultarlo, se les nota hasta en los más pequeños detalles. Su pregunta es siempre la misma: ¿cuál será el plan de Dios? Y después de cada acontecimiento, por pequeño que sea, son capaces de agradecer, también a viva voz, el paso de Dios por su quehacer diario. ¡Estaba en los planes! Esta actitud providencialista será el camino para vivir las diversas dimensiones de nuestra alianza de amor. Una alianza que quiere expresarse y ser realidad en nuestras relaciones con Dios y con los hermanos, en nuestros vínculos con el mundo sobrenatural y con el mundo que nos rodea.

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