miércoles, 7 de septiembre de 2011

El Santuario de Schoenstatt, un lugar de gracias

Texto del Padre Fundador

Volvamos al tema de nuestra alianza de amor, de la centralización local de toda la Familia. Para seguir profundizando nos resta enfocar un pensamiento que ya ha sido mencionado: Poner la centralización local de nuestra alianza de amor en el marco de la teología y psicología de los lugares de gracia o peregrinación. La teología de los lugares de gracia y de peregrinación es una thologia absolutae independentiae divinae (teología de la absoluta independencia divina) y una theologia humilitatis humanae (teología de la humildad humana).
¿Qué quiere decirnos Dios al integrar a su plan lugares de gracias y de peregrinación? ¿No nos dice la dogmática que los medios normales de la gracia son los sacramentos? Los sacramentos son una institución general de la cual podemos decir: en cuanto se pone la materia y la forma, sigue la gracia; ……………. Pero evidentemente Dios quiere manifestar con mayor fuerza también la soberanía de su manera de actuar. Hablando humanamente, Dios une “arbitrariamente” determinadas gracias a determinados lugares. En la teología de las peregrinaciones se revela efectivamente una peculiar soberanía del Dios vivo en relación con la creatura.
Naturalmente esta theologia auctoritatis absolutae vel independentiae divinae ha de ser complementada por la theologia humilitatis humanae. Hace falta mucho más humildad, y quizás un espíritu de fe más profundo para suplicar gracias en los lugares de gracias que para implorarlas de los sacramentos, ¿no les parece? Lo que Dios busca en todos los casos es que se reconozca su soberanía y que nosotros tomemos conciencia de nuestra dependencia. Y él puede hacerlo, lo hace y lo ha hecho brillantemente a través de lo que llamamos “teología de los lugares de gracias”.

(Texto extraído del ensayo “Schoenstatt, lugar de gracias” escrito en julio de 1944 en el campo de concentración de Dachau y recogido en “Texte zum Verständnis Schoenstatt” – Ver: Kentenich reader, Tomo 2: Estudiar al Fundador, Pág. 150/151)

Comentario

Todos los hijos del Padre lo hemos experimentado más de una vez en nuestras vidas: el Santuario de Schoenstatt es un lugar de gracias para propios y extraños. Hemos comprobado que la Santísima Virgen “ha erigido allí su trono de manera especial”. El fundamento de nuestro convencimiento está en el Acta de Fundación del 18 de octubre de 1914 y en aquellas palabras que el Fundador puso en boca de María: “Pruébenme primero que ustedes me aman realmente ….. Entonces me estableceré con gusto entre ustedes”. El desarrollo histórico del Movimiento, los frutos de santidad y los milagros de gracias, sobre todo de orden moral, allá recibidos, y la interpretación providencialista que hacemos de todo ello nos lleva a constatar que estaba en los planes de la divina Providencia hacer de la pequeña capilla de Schoenstatt un lugar de peregrinación para el mundo entero. El Fundador decía que “Schoenstatt lleva grabados sobre su frente los tres signos distintivos de las obras de Dios: Pequeñez de los instrumentos y de los medios, grandeza de las dificultades, profundidad, duración y amplitud de la fecundidad.” Añádase a estas reflexiones la profundidad del pensamiento que el Padre Kentenich nos regala en el texto arriba mencionado sobre la teología de los lugares de gracias.

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