miércoles, 4 de enero de 2012

El ideal católico del matrimonio (6)


(Ver Nota previa del miércoles 21 de diciembre de 2011)

LA FAMILIA DE NAZARET - LA FAMILIA SCHOENSTATTIANA


Conferencia del Padre Kentenich a la juventud femenina de Schoenstatt en la tarde del día 11 de agosto de 1936 en Schoenstatt


Capítulo 3º



DISPOSICIÓN

II.  La Sagrada Familia – la imagen más excelsa de la comunidad de vida divina 
     - Imagen del Padre – San José 
     - el niño – el Hijo 
     -  el exponente del Espíritu Santo – la Madre de Dios 
                                        *  bondadosa en el pensar y en el juzgar
                                       *  sirviendo abnegadamente
                                       *  respetuosa ante cada vida ajena

III. La Sagrada Familia – la imagen más excelsa de una comunidad de vida eclesial
                   -  Cristo en el centro
                   -  principio paternal en el hombre
                   -  principio maternal en la mujer

Epílogo

- Consagración a María, en el sentido del ideal de generación
- Realización del ideal de generación – a través de santas familias schoenstattianas, islas de familias
- A partir de pequeñas semillas llegar a ser un jardín paradisíaco; portadores santos del reino de Schoenstatt:
        - en el estado de vida virginal
        - en el matrimonio


TEXTO DEL PADRE FUNDADOR

II.

Por segunda vez miro a la Sagrada Familia, y la comparo esta vez con la unión de vida que existe en el seno de la Santísima Trinidad. La Sagrada Familia es la imagen más perfecta de la unión de vida existente en el seno de la Trinidad. ¿Por qué digo esto? Ustedes saben con qué calidez suelo hablar de la virginidad. Pero ahora saben también de mi entusiasmo por el ideal de una familia schoenstattiana. Ni a mí ni a ustedes les corresponde definir el llamado para uno u otro ideal, la forma cómo quieren vivir y anunciar a Schoenstat. Eso lo ha decidido Dios. Hay que ser consecuentes. Si Dios nos llama a fundar una familia debemos aplicar el mismo idealismo que tenemos ahora, cuando rezamos, nos sacrificamos y aspiramos a lo más alto. Por eso hablamos de lo grande y hermoso que hay en el ideal de familia. Y en este contexto afirmamos que la Sagrada familia es la imagen más perfecta de la unión vital que reina en la Santísima Trinidad.

Los que por su edad estén en disposición de meditar verdades más profundas, pueden reflexionar cómo será la vida que hay en el seno de la Santísima Trinidad. Y ¿no es la Sagrada Familia una imagen fiel de esta vida de la Trinidad?

1. ¿Quién es el reflejo del  P a d r e? San José. En realidad sería muy enriquecedor detenerse en San José y verlo como transparente vivo del Padre Celestial. No nos vendría mal conocer mejor sus cualidades. ¿No es cierto que aquel que desea sellar una alianza matrimonial, deberá ser capaz de imitar a San José? Si la Sagrada Familia es imagen de la Santísima Trinidad, mi familia schoenstattiana deberá tornarse también imagen de la Santísima Trinidad. Por lo tanto debo analizar bien, si el varón, el futuro padre de mis hijos, será capaz de cumplir su papel de padre como lo hizo San José.

2. Encontramos también al  H i j o. Es el Unigénito, el Verbo Encarnado, imagen perfecta para todos y para todo. Hablando del Hijo, recordamos que el centro de nuestra familia schoenstattiana debe ser el niño, el hijo. A ese hijo se dirige ya desde ahora todo mi amor y mi preocupación. Desde ahora me educo corporal y espiritualmente, a través de un cultivo sano y de un amor dispuesto para el sacrificio, para ser mañana para mi hijo todo lo que él necesita de mí. También mi hijo debe ser una imagen del Niño Dios. Yo debo ser una “otra María”, mi esposo, el padre de mis hijos, un “otro San José”, y mi hijo, un “otro Cristo”. Estos son, pues, ideales muy altos.

3. En el seno de la Santísima Trinidad también se encuentra el   E s p í r i t u       S a n t o. ¿Quién es en la Sagrada Familia la imagen del Espíritu Santo? ¿Quién lo será en la familia schoenstattiana? En la Sagrada Familia es María el exponente del Espíritu Santo. Ella es la encarnación del amor divino, es el corazón de la pequeña familia. ¿Me estoy capacitando para ser un día reflejo del Espíritu Santo en mi familia? ¿Me preparo para poder “alimentar” a toda la familia, no solamente a un hijo sino a más de uno, con la riqueza de mi amor maternal? Debo educarme para esta tarea, preocuparme de aprender a pensar y a juzgar con gran bondad. Debo preparar mi corazón para que se haga un corazón de madre. Para esto preciso cultivar la riqueza de mis sentimientos. Debo aprender a servir desinteresadamente. Si no lo hago, no podré reflejar al Espíritu Santo como lo hizo la Virgen. Debo prepararme para asumir los sacrificios más grandes con gran abnegación, teniendo al mismo tiempo el mayor respeto posible ante la vida que va surgiendo y desarrollándose. ¿Qué puedo hacer entre tanto para ser reflejo de María, y así, reflejo del Espíritu Santo? Ahora tengo que aprender:
- primero, a pensar y juzgar bondadosamente
- segundo, a servir abnegadamente allí adonde se brinde la oportunidad,
- tercero, a practicar el respeto ante cada vida ajena.

Quizá sea este ideal de familia schoenstattiana algo demasiado alto. Pero todos nosotros sabemos que si el ideal y la realidad se separan, debemos justamente orientar todo y en todo momento hacia el ideal. Si ahora tenemos ya el ideal ante nuestros ojos y nos formamos para acercarnos a él, sabemos que el hombre crece asumiendo su ideal. Hay que tener claro el ideal y empeñar en él todas las fuerzas. No se debería jugar porque en ese caso no estaremos preparados suficientemente, cuando llegue el momento previsto.


III.


En Nazaret tenemos la imagen original más radiante de la comunidad eclesial. Vemos a la familia como la imagen ejemplar y original de la comunidad eclesial. La pequeña Sagrada Familia forma parte de la Iglesia. En la Iglesia se encuentra en el centro el Salvador, tal como en la familia de Nazaret. Al igual que en aquella, encontramos también aquí el elemento masculino y el femenino. El elemento femenino en la Iglesia, como en la Sagrada Familia, es la Madre de Dios. Es el misterio de la maternidad de la Iglesia. El elemento varonil en la Iglesia es el sacerdocio. El sacerdocio lo ejercen el Santo Padre, los sacerdotes, pero también los laicos, que participan del sacerdocio general de los fieles. La Madre de Dios es mi imagen original de cómo debo ser en el matrimonio.

¿Qué puedo hacer ahora para ser más adelante esa madre – física o espiritual – capaz de gestar y educar maternalmente a los hijos? Lo dejo a la reflexión personal de cada una. Esta noche se consagrarán algunas de ustedes a la Virgen. Háganlo con la calidez e intimidad con que muchas otras personas lo hicieron ya anteriormente, convencidas de que se trata de una decisión muy importante en toda vida. ¿No queremos acaso consagrarnos todas a María, unas más, otras menos, bajo el prisma que acabamos de señalar? Me refiero a todas, hayamos elegido la virginidad o el matrimonio para nuestro futuro. Nuestro gran ideal de generación, “Todo, hasta lo último, para Schoenstatt …”, debe tener también este contenido que toque no solo nuestra mente sino nuestra vida y nuestro corazón. “Todo, hasta la último, por Schoenstatt …”, mi pensar y querer, mi oración y sacrificios son un vivo capital de gracias. Schoenstatt será fuente de vida para la Iglesia joven, si forma y prepara familias schoenstattianas y construye “islas de hogares” católicos.

En la historia de la Familia de Schoenstatt siempre fue así: se sembraron las pequeñas semillas que fructificaron y forjaron un gran espacio, una parcela del jardín paradisíaco. En nuestro Reino de Schoenstatt no debe haber solamente personas virginales; también queremos que haya paraísos de familias santas, donde los hijos y las hijas de Schoenstatt que están llamados por Dios al matrimonio, aspiren en la alianza de amor matrimonial a ascender así en común hacia las alturas, hacia Dios.

Que la Santísima Virgen las bendiga y conduzca para que todas lleguen a ser grandes personas, cada una según su vocación: si es su vocación la virginal, entonces vírgenes santas, si es la de esposas y madres, entonces madres y esposas santas.
  

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