miércoles, 2 de mayo de 2012

Esencia de la alegría


• Definiciones

Doy una definición y la analizo. Esencia de la alegría. Nos basaremos en la definición utilizada constantemente hasta ahora y procuraremos complementarla y fundamentarla científicamente. ¿Qué es la alegría? El reposo del apetito en la posesión de un bien conveniente. Mentes filosóficas opinan que se debe agregar otra palabra para que la definición sea íntegra, plenamente válida. Ellas dicen: la alegría es el reposo del apetito en la expectativa segura o en la posesión de un bien conveniente. Es correcto. En la esperanza también hay alegría. Por tanto, cuando pienso en la visio beata o en qué gran bendición podrá brotar de mi dolor, estoy esperando esa bendición. Como ven, mi apetito puede reposar no sólo en la posesión sino también en la expectativa de un bien conveniente. Pero debemos agregar de inmediato lo siguiente: en tal caso, ese bien no se ve tanto como un bien lejano sino como un bien que, en la expectativa, ya está presente. Por eso decimos, asimismo: reposo del apetito en la esperanza segura. Tengo la segura esperanza —algo presente— de que el bien se me dará en el futuro con seguridad.

Ustedes podrán considerar otras definiciones que se integran más en la estructura entera del retiro: alegría es amor que reposa. Comprueben en qué medida es acertada. Mi apetito tiene su obiectum proprium. Y la relación del apetito con su obiectum proprium significa una satisfacción del instinto amoroso. Algo urge a poseer el bien. Y cuando lo poseo ¿qué tengo? Amor que disfruta, que reposa en la posesión de un bien. Y eso es alegría. El amor, en cuanto posee y disfruta del objeto, es alegría. La alegría es amor que reposa, que disfruta. Por tanto, cuando, en la parte central y esencial de nuestros ejercicios, nos enfrentemos con toda la economía del amor, cuando luchemos por un amor divino que lo abarque todo, debemos decirnos siempre que el reposo en ese amor es alegría. Más adelante ya no destacaré más este aspecto.

Procuro ahora analizar un poco la definición. Se trata más bien de un procedimiento desmembrador. Permanezco con la definición dada hasta ahora a fin de no hacer las cosas demasiado complicadas: la alegría es el reposo del apetito en la posesión de un bien conveniente. ¿Qué tienen ahí? Los dos pilares de la definición. La misma se agrupa en torno a dos momentos: «reposo del apetito», es decir, puedo concebir la alegría sub ratione subiecti (desde el punto de vista del sujeto) y considero entonces el sujeto de la misma. Pero si la concibo «en la posesión de un bien», la perspectiva es ratione obiecti (referido al objeto en sí mismo). También puedo convertir el objeto de la alegría en el punto de partida de mi análisis. Pueden ustedes hacer ambas cosas.

— Desde el punto de vista del sujeto de la alegría (ratione subiecti)

Veo el sujeto de la alegría, el apetito. Me permitirán que recuerde, en la línea del retiro del año pasado, que podemos distinguir en el hombre tres estratos de vida y de ser, tres apetitos. El estrato más bajo: el hombre del instinto; el segundo estrato: el hombre del espíritu; el estrato superior: el hombre de Dios. O bien, para utilizar expresiones corrientes: el estrato inferior: el animal en el hombre; el segundo estrato: el hombre del espíritu, el ángel en el hombre; el tercer estrato: el hombre de Dios, el hijo de Dios.
Cada estrato tiene también un apetito independiente y original: el estrato más bajo, el hombre del instinto, el appetitus sensitivus; el segundo estrato, el appetitus intellectivus; el tercer estrato, el appetitus divinus, en lugar de lo cual decimos la virtud infusa del amor.

Escuchen una vez más la definición: reposo del apetito. ¿Qué apetito es el que puede reposar? Los tres.
Puede reposar el appetitus sensitivus en la posesión de su bien. ¿Qué nombre damos a esa alegría? Desde un punto de vista estrictamente filosófico, deberíamos decir amor late sensibilis (amor sensible en sentido amplio). Las expresiones «amor sensual» o «bien sensual» tienen una connotación negativa. Por eso, a fin de evitar toda confusión tanto nuestra cuanto de otros, decimos amor de los sentimientos, alegría de los sentimientos o, profundizando más —aquí resuena todo el organismo— del corazón. Bajo la expresión «sensible en sentido estricto», entendemos lo que solemos denominar sensible o sentimental. Por la enseñanza de la moral sabemos que el amor sensitivus (amor sensible) puede caer en el amor sensibilis (amor sensual) e, incluso más bajo, en el amor sexualis (amor sexual).

¿Qué otro apetito puede reposar en la posesión de un bien? El appetitus intellectivus. En ese caso hablamos de alegría espiritual-natural; en el primer caso, de alegría sensible (= alegría de los sentimientos), en el segundo, de alegría espiritual-natural. Por tanto, la voluntad reposa en la posesión de un bien conveniente.

También el apetito amoroso sobrenatural, la virtud infusa del amor, puede reposar. Entonces, hablamos de la alegría espiritual-sobrenatural. He ahí los tres tipos, según cuál sea el sujeto: alegría de los sentimientos, alegría espiritual-natural y alegría espiritual-sobrenatural.

Como más tarde nos hará falta, quiero recordar al mismo tiempo que el appetitus es una capacidad ciega y que, por esa razón, necesitamos una luz que nos indique la calidad de los diferentes bienes. El appetitus sensitivus necesita una luz: la capacidad de percepción sensible, tanto la interior cuanto la exterior. Pueden observarlo en el animal o en el niño pequeño. El appetitus intellectivus necesita una luz en la cual percibir el bien, las cualidades del bien. ¿De qué luz se trata? De la inteligencia espiritual, la capacidad de percepción espiritual. El appetitus divinus necesita una luz: la luz de la fe.

— Desde el punto de vista del objeto de la alegría (ratione obiecti)

Sólo estoy explicando la definición. También aquí hay tres estratos de ser y de vida, tres tipos de bienes. El bien conveniente al hombre del instinto lo denominamos bien sensible, sensiblemente perceptible: una manzana, o lo que fuese. Para el segundo estrato de ser, el hombre del espíritu, hay un bien conveniente: los bienes espirituales. ¿De qué bienes podrá tratarse? Verdad, justicia, fidelidad, etc. Para el estrato más alto de ser y para la vida de ser más alta hay también un bien conveniente: un bien sobrenatural.

Ahora escuchen lo siguiente: puedo hablar de una alegría espiritual-natural, de una alegría sensible o de los sentimientos y de una alegría espiritual-sobrenatural. Si examinan esto con más detalle, dirán lo siguiente: es muy posible que se dé una alegría que, desde el punto de vista del sujeto sea sensible en sentido amplio pero que, desde el punto de vista del objeto en sí mismo, sea sobrenatural. Deben jugar un poco con las ideas, no para hacer filosofía sino para poder manejar estas cosas en la vida práctica con mano segura.

Por ejemplo, un bonum supernaturale (bien sobrenatural). ¿Qué bien puede ser? La Trinidad. Dicho sea de paso: no Dios, así sin más, sino el Dios Trino. Nuestros adversarios exigen que coloquemos a Dios en el centro de nuestra vida. Pero, aunque ellos no acepten Dios alguno, nosotros no debemos contentarnos por ello con mostrar solamente a Dios sin más, sino al Dios Trino. ¡Ustedes siguen la literatura de nuestros días! 

Cuando hoy se menciona a Dios, debo decirlo abiertamente: lucho por la revelación de Dios, del Dios Trino; y no querer ocultar ni desvalorizar el misterio. ¡No presentar a Dios como el Dios natural sino como el Dios Trino! Estoy apegado al Hijo, lo amo. ¿Qué podrá ser esto? Desde el punto de vista del objeto en sí, una alegría espiritual-sobrenatural. El objeto es espiritual-sobrenatural. Desde el punto de vista del sujeto, puede ser y debería ser un amor sensible en sentido amplio, una alegría de los sentimientos. Tal vez será bueno que coloque una vez más los pensamientos en forma esquemática uno junto al otro.

Desde el punto del vista del sujeto, puedo distinguir entre una alegría espiritual-natural, espiritual-sobrenatural y de los sentimientos. En cuanto al objeto, puedo hacer lo mismo: distinguir entre alegría sensible, espiritual-natural y espiritual-sobrenatural. Si establezco ahora una relación entre ambas perspectivas, es muy fácilmente posible que los bienes sobrenaturales puedan captarse no sólo con la voluntad, con la voluntad sobrenatural, sino también con el appetitus sensitivus (apetito sensible). ¡Esto es incluso lo ideal! Corresponde a la totalidad del hombre. Tal vez lo dicho baste para analizar un poco el concepto de alegría.

(Texto tomado de "Las Fuentes de la Alegría", P. José Kentenich, Editorial Patris S.A. Chile, Págs. 205-210)


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