miércoles, 23 de mayo de 2012

La dimensión divina de la ley del amor



• Dios hace todo por amor, todo mediante el amor y todo para el amor

¿Por qué ha hecho Dios todo? Aplíquenlo enseguida al más insignificante trabajo del día: todo por amor, todo mediante el amor, todo para el amor. ¿Qué se sigue de ello para la dimensión humana de la ley fundamental del mundo? ¿Qué se sigue para mí, para la educación de mí mismo y de los demás? Lo mismo: todo por amor, todo mediante el amor, todo para el amor.

¡Vean este misterioso y maravilloso ciclo cerrado, el torrente del amor que corre y fluye más y más por el cielo, por los hombres y por el mundo! Casi querría hacer referencia al agua que, una vez que ha corrido hasta el mar, se evapora, asciende a las nubes y cae nuevamente a la tierra como lluvia. He ahí el grande y formidable torrente de agua que atraviesa el mundo. Así podemos hablar también de un formidable torrente de vida y de amor que une y mantiene siempre unidos a Dios, a los hombres y el mundo.

Así vemos el «por amor», la dimensión divina. ……… La dimensión divina. ¿Qué tenemos aquí? ¿Cuál es la ley fundamental del mundo? Respuesta: es el amor de Dios. ¿Quieren colocar de inmediato esta idea en un contexto mayor? Antes que nada, quisiera utilizar para el amor de Dios otra expresión más fácilmente comprensible diciéndoles que es la voluntad de donación de Dios, la voluntad de comunicación de Dios. ¿Saben lo que quiero decir con esto? Con toda intención evito decir instinto de donación, instinto de comunicación. En este caso resuena o resonaría demasiado fuerte la dependencia de Dios. No es un instinto. En Dios, todo es voluntad consciente, un querer claro, independiente, interior y libre. Por eso, también aquí, el amor de Dios como voluntad de comunicación, como voluntad de donación. ¿Qué podrán extraer ustedes como conclusión? …………….

Sostenemos, pues, lo siguiente: la ley fundamental del mundo es la voluntad de comunicación de Dios. Querrán ustedes reflexionar tal vez un poco sobre estas palabras cuando hagan algo de oración sobre todas estas cosas. En efecto, es mejor someter también a revisión las expresiones que escuchamos y preguntarnos: ¿qué quiere decir esto? De otro modo, las expresiones se desgastan y ya no tienen incidencia con su contenido en la vida de nuestra alma. De ese modo comprenderán también mejor qué es lo que quiero decir con la dimensión divina y la dimensión humana. Dimensión divina: todo por amor quiere decir todo por la voluntad de comunicación, por la voluntad de donación; todo por amor, todo para el amor, todo mediante el amor.

Todo por amor

¿Qué quiere decir «todo por amor»? Quiero utilizar ahora la expresión «amor» para que lleguemos más rápido a la meta. La causa motiva efficiens (causa eficiente) de todo aquello que Dios hace es su amor. Creo que tendré que decirlo ahora en forma más clara: el motivo principal, la ley fundamental del mundo, el motivo principal en todo el acontecer del mundo - en la creación del mundo, en la salvación del mundo, en el gobierno del mundo, y como quiera se denominen todos los demás aspectos - es el amor de Dios. Esto no inhibe los motivos secundarios. Hay también motivos secundarios que lo mueven y acompañan: podemos llamarlos motivos concomitantes. Ellos son su justicia y su omnipotencia, en lugar de lo cual nosotros decimos: su voluntad de plasmación creadora y su sentido de justicia. ………

(Tomado del libro "Las Fuentes de la Alegría" P. José Kentenich, Editorial Patris, Santiago/Chile, Págs. 229 y siguientes)

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