miércoles, 8 de mayo de 2013

"Que se haga en mí según tu palabra"


Nada hizo vacilar el sí de María

En la anunciación, ella pronunció su "sí" y nunca se retractó de él. Ni la predicción de Simeón —«Mira, este niño va a ser causa tanto de caída como de resurrección para la gente de Israel. Será puesto como una señal de contradicción y, a ti misma, una espada te atravesará el alma» (Lc 2,34s)― ni el cumplimiento de este vaticinio en la huida a Egipto y en la muerte del Señor, fueron capaces de hacer vacilar su sí. Por eso, la Sagrada Escritura refiere tan elocuentemente: «Junto a la cruz de Jesús, estaba su Madre» (Jn 19,25). 
Estaba allí como Madre dolorosa y como Reina de los Mártires, no de una manera puramente externa: también su alma estaba allí, serena y firmemente anclada en el terreno del sí que ya había dado. Su trémulo corazón de Madre lo repetía temblando, incluso cuando manos amigas depositaban suavemente en su regazo el cuerpo desfigurado y ensangrentado de su Hijo.

Texto tomado de: "Werktagsheiligkeit", 1938.

"Que se haga en mí según tu palabra"

Lo que dice la Virgen no es "quiero", sino aceptación, algo auténticamente femenino: ecce ancilla Domini, fiat mihi secundum verbum tuum! (Lc 1,38) (he aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra). Este es el impulso de entrega de todo el cosmos, que ha hallado aquí una encarnación, una expresión: ecce ancilla Domini! Es la apertura total, incomparable, metafísica, a lo divino, al Dios eterno.

En el transcurso de los siglos, se han dicho muchas palabras, incluso oraciones de gran peso. Pero la palabra más importante que ha dicho una boca meramente humana, es esa simple palabra pronunciada por la sencilla sierva de Nazaret. Aquí no sólo nos deslumbra una obediencia o docilidad moral, es toda la metafísica de la creación y del hombre la que nos inunda de luz: ecce ancilla Domini!

A esta palabra sigue otra llena de vigor y creatividad: la palabra de la transformación: et Verbum caro factum est! (Jn 1,14) (y el Verbo de Dios se hizo carne). Así sucede también en nuestra vida: cuando nos abrimos filialmente a lo eterno y a lo divino, también esto se hace realidad, en un sentido análogo: et Verbum caro factum est! Entonces, toda palabra divina tomará forma en nosotros.

(Texto tomado de: "Pädagogische Tagung", 1950. Ver „Dios presente“ – Recopilación de textos sobre la Divina Providencia, Editorial Nueva Patris, Santiago/Chile, 2007, Págs. 207 y ss.).

1 comentario:


  1. ! Que maravilloso seria que nuestra voluntad fuera tan fuerte o mas que nuestra debilidad humana...!. No nos queda mas que volver a pronunciar "SI", y esperar hacerlo bien.

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